Ellos saben que nunca duermen, duermen por ellos los animales y el anfitrión. Dormir no es buen plan, puede en ese sueño perderse la imaginación. Los sueños suelen llevarse alguna idea y de sus ideas viven los actores del circo de noche.
El circo de noche comienza a descansar, escondido en medio de la ciudad alborotada de tanta prisa. Parece acurrucarse, temeroso de tanta verdad… y por dentro sigue latiendo, creando lo que llenará las pistas apenas la luna lo vuelva a proteger.
Ya es poco lo que queda aquí, ya se sabe viajando a otro lugar. Ya se siente conociendo otras caras, otras luces, otras lenguas. Ya se va…ya se va… el circo siempre se está yendo, aunque parezca llegar.